Estos modelos, aunque sencillos de explicar e ilustrar, adolecen
en la práctica de, por lo menos, dos grandes fallas: consideran que la
información es determinística y constante y requieren de costos, que
en la realidad son difíciles de obtener o medir. Nótese también que la
solución óptima de todos estos modelos es independiente del precio
unitario del artículo, que en todo caso se agregaría como una constante al costo total.
Para la primera crítica, nos defendemos obligando a que el lector siga con la lectura de este capítulo, por lo menos hasta cubrirla
parte de inventarios dinámicos e inventarios cstocásticos. Para la segunda, no tenemos más remedio que admitir que el cálculo de costos
tiene mucho de arte, diplomacia y de prostitución (sí, leyó correctamente: prostitución. A continuación explicamos por qué). En México es característico esconder la información.
Nadie sabe donde está,
aunque todos presumen que existe. En el sector público y privado se
utiliza la diplomacia con la gente que tiene información a niveles inferiores. Con la gente a niveles superiores, la prostitución (si señor licenciado, o señor amo, cuando usted guste. . . no faltaba más. . . a la
hora que usted diga y mande). La combinación sin confusión de ambas estrategias, durante 6 largos años (sector público), constituye un
arte. Desgraciadamente no tengo recetas infalibles, que de llegar a usarse, generarían información oportuna, relevante y confiable (como
maná del cielo). Siempre surge un indeseable aliado de los enemigos
que diseñaron a México,3 que nos bloquea o sabotea parte o toda la
información que se necesita (en este caso para el cálculo de costos,
tasas de demanda y de producción).
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