lunes, 22 de septiembre de 2014

Problemas para convencer a los niveles decisorios de que "debe salir"

Quienes toman las decisiones en una empresa suelen hallar difícil eliminar el inventario muerto porque esto puede afectar de manera adversa los balances y disminuir recursos que se consideran valiosos para obtener préstamos.

• Impacto de la eliminación. Todo lo que aparezca como activo en los balances tiene un valor contable. Dicho valor, consistente en el costo original de un articulo menos la depreciación, se denomina "valor en libros". No importa que el artículo en realidad carezca de valor ya sea para el cliente o como parte de un proceso de fabricación. Si tiene un valor de un dólar en libros, la eliminación del inventario muerto tiene consecuencias contables para nuestra organización. 
Si vendemos inventario muerto con valor monetario con un gran descuento, lo desechamos o lo donamos a obras de beneficencia, inmediatamente tendremos que suprimir su valor en libros, lo cual, por supuesto, tendrá un impacto negativo sobre los estados financieros. Si la organización es reacia a hacer ajustes extraordinarios en los balances y nunca o rara vez suprime el inventario muerto, puede ser bastante difícil convencer a quienes toman las decisiones de deshacerse de tales artículos. El nivel decisorio simplemente no estará dispuesto a "asumir el golpe sobre los libros".
• Estructura de capital de la organización. Casi todo el mundo ha escuchado la expresión "el dinero en efectivo es rey". El problema para muchas organizaciones es que el flujo de caja no siempre se mantiene al ritmo de las necesidades. Con frecuencia las organizaciones obtienen capital operativo al solicitar préstamos sobre (a) sus cuentas por cobrar y (b) el valor en libros del inventario en depósito. Las "cuentas por cobrar" son las sumas que adeudan los clientes como resultado de actividades de venta normales. Dependiendo del sector, los bancos por lo general prestan hasta el 75 por ciento del valor de las cuentas por cobrar que se vencen en un plazo de 90 días o menos. 
Los banqueros también prestan sobre el valor en libros del inventario. La disposición a prestar sobre este activo no es tan clara como con las cuentas por cobrar. La naturaleza más compleja de tales transacciones proviene del hecho de que, de acuerdo con prácticas contables aceptadas, debe avaluarse el inventario según el menor costo o valor de mercado justo. 
Por consiguiente, es lógico que las existencias muertas deban avaluarse al valor justo de mercado de cero dólares, sin importar su costo original. No obstante las prácticas contables generalmente aceptadas y pese a que partes del inventario no tienen valor real de mercado (y deben avaluarse en cero dólares), los banqueros a menudo prestan a una organización del 50 al 60 por ciento del valor del inventario tal como se muestra ese valor en libros. En consecuencia, las compañías a veces mantienen existencias muertas en depósito con el fin de conservar este valor artificial en los libros. 
Este es un aspecto sobre el cual la mayoría de quienes se encargan de manejar inventario no den en control directo alguno. Sin embargo, los siguientes argumentos pueden contrarrestar la necesidad de mantener los valores de inventario artificialmente altos.

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